sábado, 27 de agosto de 2011

La Tierra Sin Humanos


Es el título de un programa de alguno de los canales semiculturosos del cable, no recuerdo bien cual, y que prometía más de lo que terminó aportando. 
El gran Laureano Márquez lo parodió en uno de sus magistrales editoriales del Tal Cual, el cual produjo la normal y desproporcionada respuesta del sector oficial.
El mecanismo argumental del programa es muy interesante: En la tierra han desaparecido los humanos -no explican por qué causas- por lo que ciudades y demás construcciones han quedado abandonadas súbitamente. Comienza de esta manera el deterioro de las estructuras y consecuente apoderamiento por parte de la naturaleza de las zonas antiguamente ganadas para el hombre.
Las estructuras públicas venezolanas en los tiempos de este gobierno pudieran perfectamente servir de modelo a los productores del programa que nos ocupa. Autopistas y calles acusan un estado de abandono tal que uno teme que se le caigan encima. 
Baste citar como ejemplo la autopista de Prados Del Este, la cual tiene arbustos y pequeños arboles que crecen felices en sus juntas y defensas; a la altura de Santa Rosa de Lima yendo al Centro, por ejemplo, hay unas alcantarillas tan tapadas que por ellas se asoman papiros y palmas reales.
En la curva del Ciempiés, a la altura de Las Mercedes, el charco de agua producto de los desagües tapados es tan viejo que puede verse el tizne que las aguas han dejado en las defensas. Cada vez que hay lluvias el charco crece considerablemente, mientras que por debajo, la columna que soporta ese distribuidor aparece ennegrecida y con vegetales de todo tipo.
A lo mejor los responsables del mantenimiento piensan que esto no hace daño, que más bien es un adorno; mientras, los ciudadanos asistimos impotentes a la decadencia de unas estructuras que evidentemente no volveremos a ver más nunca, pues la calidad de las obras públicas no ha hecho más que decaer.

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